QUIENES SOMOS
Somos Fara y Xan, dos personas apasionadas por la buena comida y bebida. Nos encanta reunirnos alrededor de la mesa con los nuestros y pasar la tarde de batallita en batallita acompañados por un buen café.
Nuestro mayor hobby es ir por las tiendas y supermercados buscando nuevos productos y probando sabores que nos cautiven.
Todo esto nos llevó a convertir nuestra afición en profesión y por ello nos liamos la manta a la cabeza y montamos este micromercado en el que poder acercaros todas nuestras locuras de la mejor manera que sabemos.
QUÉ HACEMOS
En el centro histórico, en la misma vía del camino de Santiago, un lugar en el que te sentirás a gusto y donde podrás encontrar nuestros productos seleccionados con muchísimo cariño por su alta calidad y su genuino valor gastronómico y cultural.
En nuestra tienda puedes encontrar productos de la mejor calidad, seleccionados con mucho mimo y dedicación. También puedes tomarte algo en nuestra salita, venir a desayunar, disfrutar de un brunch o merendar en un ambiente familiar y acogedor.
Nos gusta compartir este espacio con vosotros y por ello también organizamos catas y cursos de cocina en los que reunirnos alrededor de lo que más nos gusta y nos une… ¡¡La comida y la bebida!!
Algunas de las secciones que podrás encontrar en nuestro micromercado son:
La Quesería
Gran variedad de quesos artesanos de aquí y de más allá.
La Bodega
Vinos nacionales y de importación, de autor y de baja producción.
La Charcutería
Ibéricos de toda la vida, curados, ahumados y embutidos nada tradicionales.
Los Ultramarinos
Cafés e infusiones de origen, especias e ingredientes de cocina internacional.
La Despensa
Legumbres, pastas italianas, aceites, conservas, mermeladas artesanales y mucho más.
La Cocina y la Mesa
Artículos, utensilios y textiles de cocina de alta calidad hechos a mano. Vajillas de cerámica pintadas a mano.
La Librería
Libros gastronómicos muy interesantes y llenos de curiosidades, ven a leerlos.
POR QUÉ TÍA ESTÉBANA
El nombre de Tía Estébana responde a una anécdota familiar, cuando todavía no era costumbre que los restaurantes entregasen lo sobrante en una comida para poder llevarlo a casa. La abuela Teresa, por vergüenza a pedir los restos en una celebración, siempre los pedía poniendo como excusa que tenía a su tía Estébana enferma en casa y así se los llevaba a ella para que no se perdiese el banquete…
Esta costumbre se repetía siempre que salíamos fuera a comer, y ya era un clásico en todas las celebraciones familiares hasta el fin de sus días, a sus 98 años.
Una anécdota que saca la sonrisa a toda una familia y que se sigue recordando en cada reunión alrededor de una mesa fuera de casa.
¿¡Como no le íbamos a llamar Tía Estébana a nuestro pequeño homenaje a la comida!